Por Carlos E. López Castro
Como todo acontecimiento histórico, la fundación de Medellín fue un proceso de varios años que hoy es posible conocer gracias a los archivos escritos que se conservan de esa época. Pero hoy, la misma tecnología mal utilizada es la culpable de la pérdida de archivos y fotografías de la ciudad (testimonio del presente para el pasado) al borrarlas, con un simple clic, en computadores y cámaras digitales.
La fundación de Medellín se empezó a gestar el 20 de marzo de 1671 (fecha que se considera como la primera fundación), pero el 2 de noviembre de 1675, es la fundación oficial porque el gobernador Miguel de Aguinaga en persona dictó el auto de erección del sitio de Aná en Villa de Medellín. Este nombre fue en honor a su protector y Presidente del Consejo de Indias, que lo era don Pedro Portocarrero (Conde de Medellín) quien intercedió en Sevilla (España) a favor de los habitantes del Valle de Aburrá, aburreños.
Cuando se conmemoró, en el año 1875, los doscientos años de la fundación, se creó la Urna Bicentenaria que consistía en guardar (en un baúl de madera) fotografías y documentos para que fueran abiertos cien años después. Se abrió la urna en 1975 encontrando valiosas fotografías testimonio del pasado. Esta es una época propicia para reflexionar sobre el legado histórico que no estamos guardando, memoria que se está perdiendo para futuras generaciones a causa del cambio en la tecnología. En pocos años, hemos pasado de guardar archivos y documentos en discketes, luego a C.D., después a formato DVD, y hoy a memorias USB las cuales en poco tiempo serán inservibles con lo cual se perderán archivos y textos que no fueron publicados en papel.
Otro ejemplo está en que las antiguas emisoras grababan sus programas en cintas diferentes a las de hoy que son casi imposibles de reproducir o escuchar, perdiéndose así importantes archivos para la historia. Hoy se está pasando de casetes a grabación digital que dentro de algunos años habrá cambiado. Y en cuanto a los videos familiares o sobre la ciudad, del Betamax se pasó al VHS que ha quedado en el pasado reemplazado hoy por el DVD.
Por todas las razones expuestas, desde esta revista le seguimos apostando desde hace 7 años a la imprenta en papel de nuestros textos y fotografías para que en las bibliotecas y en los hogares perdure durante muchos años una pequeña muestra de lo que ha sido Medellín, sus calles, el centro y la comuna 10, La Candelaria.
Es importante el hecho de conservar los textos escritos porque hoy podemos leer (para conocimiento de nuestra historia) lo que el carmelita Fray Antonio Vásquez, 30 años antes de la fundación de Medellín, escribía:
“A 20 leguas de Antioquia (Santa Fe de Antioquia) está el Valle Aburrá de los más fértiles, y abundantes de pastos, que ay en todas las Indias, por cuya causa ay en él gran suma de ganado mayor y menor, cavallos, yeguas, mulas, danse en él muy buenas hortalizas, y legumbres, es de temple mas frío, que caliente: cogese en él gran cantidad de maíz, quatro, o cinco especies de frisoles…”
La fundación de Medellín se empezó a gestar el 20 de marzo de 1671 (fecha que se considera como la primera fundación), pero el 2 de noviembre de 1675, es la fundación oficial porque el gobernador Miguel de Aguinaga en persona dictó el auto de erección del sitio de Aná en Villa de Medellín. Este nombre fue en honor a su protector y Presidente del Consejo de Indias, que lo era don Pedro Portocarrero (Conde de Medellín) quien intercedió en Sevilla (España) a favor de los habitantes del Valle de Aburrá, aburreños.
Cuando se conmemoró, en el año 1875, los doscientos años de la fundación, se creó la Urna Bicentenaria que consistía en guardar (en un baúl de madera) fotografías y documentos para que fueran abiertos cien años después. Se abrió la urna en 1975 encontrando valiosas fotografías testimonio del pasado. Esta es una época propicia para reflexionar sobre el legado histórico que no estamos guardando, memoria que se está perdiendo para futuras generaciones a causa del cambio en la tecnología. En pocos años, hemos pasado de guardar archivos y documentos en discketes, luego a C.D., después a formato DVD, y hoy a memorias USB las cuales en poco tiempo serán inservibles con lo cual se perderán archivos y textos que no fueron publicados en papel.
Otro ejemplo está en que las antiguas emisoras grababan sus programas en cintas diferentes a las de hoy que son casi imposibles de reproducir o escuchar, perdiéndose así importantes archivos para la historia. Hoy se está pasando de casetes a grabación digital que dentro de algunos años habrá cambiado. Y en cuanto a los videos familiares o sobre la ciudad, del Betamax se pasó al VHS que ha quedado en el pasado reemplazado hoy por el DVD.
Por todas las razones expuestas, desde esta revista le seguimos apostando desde hace 7 años a la imprenta en papel de nuestros textos y fotografías para que en las bibliotecas y en los hogares perdure durante muchos años una pequeña muestra de lo que ha sido Medellín, sus calles, el centro y la comuna 10, La Candelaria.
Es importante el hecho de conservar los textos escritos porque hoy podemos leer (para conocimiento de nuestra historia) lo que el carmelita Fray Antonio Vásquez, 30 años antes de la fundación de Medellín, escribía:
“A 20 leguas de Antioquia (Santa Fe de Antioquia) está el Valle Aburrá de los más fértiles, y abundantes de pastos, que ay en todas las Indias, por cuya causa ay en él gran suma de ganado mayor y menor, cavallos, yeguas, mulas, danse en él muy buenas hortalizas, y legumbres, es de temple mas frío, que caliente: cogese en él gran cantidad de maíz, quatro, o cinco especies de frisoles…”
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