Por Carlos E. López Castro
Prefiero un calabozo en la cárcel que una detención sin causa justa en urgencias de Nueva EPS, como me sucedió el pasado 18 de mayo.
Ese día ingresé a las 2 de la tarde como periodista de la Revista Historias Contadas –encubierto como cualquier ciudadano que visita un paciente- a realizar un reportaje periodístico a las instalaciones de urgencias de Nueva EPS (antiguo Instituto de Seguro Social). Conversé con algunos pacientes, adultos mayores y al comprobar el estado colapsado y el hacinamiento que presentaba el lugar, tomé algunas fotos con el fin de reportar las condiciones que presentaban esos pacientes adultos mayores que cumplían entre 20 y 36 horas de estar hospitalizaos, sentados en una silla plástica sin asignación de una cama o camilla.
En el momento de las fotografías fui interrumpido por uno de los médicos y por un vigilante que se dirigieron a las personas encargadas del asunto.
En diálogo con la comunicadora social encargada de la EPS, me dijo que no podía responder a algunas preguntas y que yo no podía salir de las instalaciones hasta que no borrara las fotos (aunque lo ideal sería que me solicitara publicar las fotos respetando la identidad y la privacidad de los pacientes y del personal médico por motivos de seguridad).
Al negarme a borrar las fotos de mi cámara (por ser material de mi trabajo amparado en la ley 20 de la Constitución sobre la libertad de prensa), me informó que llamaría a Personería y a la policía para que me obligaran a borrar las fotos.
Efectivamente, casi una hora después llegaron dos agentes de policía. Yo insistí en la presencia de algún funcionario de Personería (para reportar las dos situaciones injustas), lo cual no fue posible según respuesta telefónica de la doctora Nelly Margarita, de derechos humanos de la Alcaldía. Con la amenaza de no poder salir del lugar (detención sin causa justa) uno de los agentes de policía me obligó a borrar las fotos.
Por eso, le doy al lector una idea de las imágenes que capté con mi cámara: es como ver una película de guerra donde se muestra un hospital con los corredores atiborrados de heridos en camillas improvisadas, dignas. Pero en este caso, el cambio está en que en la Nueva EPS la mayoría eran adultos mayores, heridos por enfermedades que trae la guerra contra los años, y algunos completaban entre 20 y 36 horas de estar hospitalizados, pero sentados en indignas e incómodas sillas plásticas.
En estos hechos se violaron los derechos de los pacientes hospitalizados en sillas y el mío como periodista, por la detención sin causa justa.
Prefiero un calabozo en la cárcel que una detención sin causa justa en urgencias de Nueva EPS, como me sucedió el pasado 18 de mayo.
Ese día ingresé a las 2 de la tarde como periodista de la Revista Historias Contadas –encubierto como cualquier ciudadano que visita un paciente- a realizar un reportaje periodístico a las instalaciones de urgencias de Nueva EPS (antiguo Instituto de Seguro Social). Conversé con algunos pacientes, adultos mayores y al comprobar el estado colapsado y el hacinamiento que presentaba el lugar, tomé algunas fotos con el fin de reportar las condiciones que presentaban esos pacientes adultos mayores que cumplían entre 20 y 36 horas de estar hospitalizaos, sentados en una silla plástica sin asignación de una cama o camilla.
En el momento de las fotografías fui interrumpido por uno de los médicos y por un vigilante que se dirigieron a las personas encargadas del asunto.
En diálogo con la comunicadora social encargada de la EPS, me dijo que no podía responder a algunas preguntas y que yo no podía salir de las instalaciones hasta que no borrara las fotos (aunque lo ideal sería que me solicitara publicar las fotos respetando la identidad y la privacidad de los pacientes y del personal médico por motivos de seguridad).
Al negarme a borrar las fotos de mi cámara (por ser material de mi trabajo amparado en la ley 20 de la Constitución sobre la libertad de prensa), me informó que llamaría a Personería y a la policía para que me obligaran a borrar las fotos.
Efectivamente, casi una hora después llegaron dos agentes de policía. Yo insistí en la presencia de algún funcionario de Personería (para reportar las dos situaciones injustas), lo cual no fue posible según respuesta telefónica de la doctora Nelly Margarita, de derechos humanos de la Alcaldía. Con la amenaza de no poder salir del lugar (detención sin causa justa) uno de los agentes de policía me obligó a borrar las fotos.
Por eso, le doy al lector una idea de las imágenes que capté con mi cámara: es como ver una película de guerra donde se muestra un hospital con los corredores atiborrados de heridos en camillas improvisadas, dignas. Pero en este caso, el cambio está en que en la Nueva EPS la mayoría eran adultos mayores, heridos por enfermedades que trae la guerra contra los años, y algunos completaban entre 20 y 36 horas de estar hospitalizados, pero sentados en indignas e incómodas sillas plásticas.
En estos hechos se violaron los derechos de los pacientes hospitalizados en sillas y el mío como periodista, por la detención sin causa justa.
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